lunes, 22 de agosto de 2011

Y se iba para volver

"Y no, no, no, no, no, no, no... díganle que no a esa pelota" gritaba ese comentarista del norte cuando veía que la pelota se iba lejos de la vista de las personas que enardecidas aplaudían la proeza del señor que con su bastón le había pegado fuerte al esférico que ahora se había perdido en el horizonte no muy lejano, pero horizonte al fin.
¿Cómo iba a saber yo que un hecho tan común para muchos e irrelevante para otros -como yo- me iba a conducir a una enseñanza de vida?
"Todo vuelve" me decía mi abuela de chico. ¿Cómo una simple situación de un deporte que poco conozco y poco me interesa seguir conociendo me iba a conducir a algo tan complejo?
Lo empecé a entender -creo, porque mientras más lo pienso, más me doy cuenta que en realidad, no entendí nada- esta mañana. Te pongo en situación: Domingo, el grito de tu vieja que por casualidad escuchas y ni siquiera sabes con exactitud que fue lo que dijo, pero por acto reflejo te vestís como podes y te sentás en la mesa del comedor, aunque no tenes una mínima idea si está la comida o no. El olor a salsa te va despertando y es el primer bocado, recién, el que te hace reaccionar.
"Volvió, es decir, voy a volver yo, y ellos, y va a volver a rodar, y...". Y si, es real, y te choca de frente esa sensación de que el tiempo pasó y que volvés al lugar que veías tan lejano la última vez que te fuiste. Pero todo vuelve, y vos ya estabas adentro otra vez, con la sonrisa llena de brillo y la voz de necesidad de quebrarse y morir ahí.
Cómo extrañabas el olor que sentías, las caras que veías y el aceleramiento del corazón que sufrías cuando mirabas a la pelota blanca envuelta en manto verde corriendo rápido en los pies de Diego Romero, que desbordó todo el tiempo enfrente tuyo. Todo vuelve, y esto no era la excepción.
"Chaca" Bustos la acomodaba al lado del punto de aerosol que había hecho el duendecillo vestido de negro que, con un pito en la boca, daba espacio a que el ejecutor haga los 4 pasos que lo separaban del balón; vos, mientras tanto, habías vuelto a mirar pero no mirar, comerte las uñas y observar que el de al lado tuyo, un total y completo extraño, estaba sintiendo exactamente lo mismo que vos, en exactamente el mismo momento y, qué paradoja, ambos pensaron exactamente lo mismo: se abrazaron como hermanos gritando "gol" bien fuerte, mientras la pelota terminaba su recorrido en la red, dentro de los tres palos.
Una vez más, la historia se repetía: volvió la actitud extraña para los ajenos de abrazarte con el primero que veas.
No recordabas cómo confundían los colores del cielo cuando la pelota se elevaba tanto que tenías que buscarla entre las nubes, y los recuerdos nítidos que tenías sobre la bola bajando de esa forma eran prácticamente nulos; pero vos ahí estabas, mirando como Diego Jara le pegaba de 35 metros, buscabas el esférico entre las nubes y veías como rápido se depositaba en las espaldas del arquero visitante. Tu sonrisa lo decía todo, te habías dado cuenta: los recuerdos también vuelven.
Y en ese momento te liberaste, ya no importaba nada. Cabeceabas con Andrade intentando sacarla del área, te fundías en aplausos cuando Talín salía del fondo con calidad y esbozabas felicidad cuando la pelota entraba después del sufrimiento de ver a Jara dejando en el camino a defensor y a arquero. Era un deja-vú, todo esto ya había pasado, pero vos tenías todas las intenciones de que vuelva, y volvió. Y volvieron también esas inseguridades en los momentos de los descuentos y cuando veías al medio-campista de amarillo que iba apilando de a uno jugadores tuyos para después clavarla en un ángulo, porque volvieron a tu cabeza las imágenes de momentos parecidos contra Independiente Rivadavia. Pero, insisto, ya no importaba nada. Vos estabas ahí, y ellos estaban ahí, y ella había vuelto a rodar por la alfombra verde que tantas veces acarició.


"Todo vuelve", me decían. Y quedó demostrado que es realidad: el del bastón batea fuerte para que la pelota no vuelva, pero existe el del guante para devolverla. Todo vuelve a su lugar, todo vuelve a donde debe estar.
Volvió el fútbol, volvió Patronato, volviste a la cancha, las lágrimas, las alegrías, los abrazos y dolores. Y vos, volviste a vivir.


PATRONATO 3

Sebastián Blázquez
Gerardo Acosta
Walter Andrade
Facundo Talín
Facundo Torres
Diego Romero
Marcelo Guzmán
Mariano Echagüe
Gabriel Bustos
Leonardo Acosta
Diego Jara
DT: Marcelo Fuentes

DEFENSA Y JUSTICIA 2

Martín Perafán
Sergio Velázquez
García Guerreño
Diego Ianero
Esteban Goicochea
Javier Rearte
Jerez Silva
Matías Díaz
Facundo Silva
Leandro Fernández
Píriz Alves
DT: Ricardo Rodríguez

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