martes, 27 de abril de 2010

Ese sueño de poderte Ber.



- "Pero se lo juro Doctor, no comí nada que me haya hecho mal. Bah, a ver, ¿la polenta con queso hace mal? No he comido nada más..."
- "Es que... No sé, esto es raro. Es algo sin explicación, la primera vez que veo algo como lo que te pasa, y mirá que tengo muchos años trabajando eh... Que tu pecho, corazón, pulmones y creo que hasta el alma estén de esa forma no tiene razón alguna"
A esa altura yo ya entendía lo que me estaba pasando, algo que sólo algunos entienden y que otros, sin resultados, intentan explicar.
- "Discúlpeme señor, pero usted no lo entiende."
- "¿Perdón? Cómo que..."
- "No, no lo entiende, ni va a poder entenderlo. ¿O acaso usted sabe lo que se siente olvidarte de todo y dejar la vida durante 90 minutos en un lugar que desde la primera vez que lo pisaste lo adoptaste como tu casa? ¿Sabe lo que es gritar por sus colores hasta el llanto, aunque el resultado no sea el que se espera? ¿O sabe lo que se siente gritar '¡¡¡gol!!!' y abrazarte con la persona que tengas al lado, sea quién sea?"
El doctor, de esas personas totalmente anti fútbol de su ciudad, miraba con la mejor cara de atónito que he visto en mi vida.
- "..."
- "Sabía que no sabía. Cuénteme, ¿de qué club es hincha?"
Comenzó su relato que iba a durar 15 minutos, dónde me dio mil razones de por qué era fanático de ese enorme club porteño. Que el abuelo conocía a un ex jugador y que le había pasado esa pasión al padre, el padre a él y él a sus hijos y nietos.
- "Bien, ahora, ¿de dónde es usted?"
- "Nací, crecí y voy a morir en la ciudad de Paraná", dijo inflándose el pecho de orgullo por su ciudad.
- "Entonces... Dígame, ¿qué tiene que ver su club con usted, su barrio, su gente, su ciudad y la historia de ésta?"
Agachó su cabeza, sonrió y me miró como pidiendo que siguiera. Tal vez por intriga, tal vez por curiosidad, en realidad, no me importó el por qué, seguí hablando...
- "Nada ¿verdad?.
Le repito, doctor, usted no lo entiende. No sabe cómo es pisar la tribuna y sentirse como en casa, dónde cada una de las personas que quieren verdaderamente a esos escalones de cemento son mis hermanos, son mi familia. Y cuando veo a esa camiseta salir y pisar el césped, se me eriza la piel y se me llenan los ojos de lágrimas mientras ya empecé a dejar alma, corazón y vida en el tablón. La algarabía que te inunda el pecho cuando ves tu camiseta por distintos lados del país, el profundo orgullo que sentís cuando escuchás que todos se sorprenden por tu gente, esa gente de la que vos formás parte.



No entiende cómo el domingo todos cabeceamos al aire, como ayudando a Jara a meter el primer gol de Patronato; tampoco entiende cómo todos nos agarramos la cabeza al mismo tiempo que el mismo Diego Daniel cuando en el segundo tiempo erraba ese penal tirándolo a las nubes; o cómo todos desde donde estábamos intentamos calmarle los nervios al pibe Goró, que estaba jugando un pentagonal en el primer plantel la primera vez en su vida y ante 15.000 personas; o cómo nos cansamos de aplaudir la magia que repartieron por las bandas el Rulo Devallis y Néstor Espínola. Lo felices que nos sentimos al ver que hay 2 guerreros en el fondo, el interminable Negro Andrade y la excelencia de Soto. Y así puedo seguir mucho tiempo..."
- "Pero... ¿Vos si lo podés entender?"
- "Hay algo que a usted y a muchísimas personas les cuesta comprender señor: Cuando se siente, no hace falta entender.
Tengo el orgullo de sentirme parte de cada triunfo del rojinegro doctor, por estar ahi, por estar siempre. Créame señor, eso no se compara con nada, y es algo que usted, usted no entiende.
Y lamento decirle que todo lo que ha pensado sobre mi caso ha sido en vano, yo sé lo que tengo y no estoy enfermo. Todo lo que tengo es un sueño, señor, un sueño inconcluso. Un hermoso sueño que me carcome el alma.
Sé que todavía falta, que todavía hay que pelearla, que todavía estamos lejos. Pero cada vez lo veo más cerca, cada vez está más cerca..."





Reunión HOY, miércoles 28, en la Costanera de la ciudad. Comeremos hamburguesas (o chori del carribar), acompañado de Fernet, mientras escuchamos el partido. Tenemos varias cosas de qué hablar muchachos, pongamosle pilas.
Interesados, digan "yo".


Gentilñeza de Yo te quiero rojo y né

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